Uruguay frente al primer hallazgo de petróleo

30 de octubre de 2017
 

El riesgo de caer en la “enfermedad holandesa”

La “maldición” de los recursos naturales

La “enfermedad holandesa” es una frase que se utiliza en economía para identificar las posibles consecuencias negativas que puede sufrir un país cuando experimenta un incremento repentino en el ingreso de divisas, asociado a la explotación de recursos naturales.

El problema es que ese incremento explosivo en la entrada de divisas puede derivar en una caída del tipo de cambio y, por ende, bajar la competitividad-precio de la economía encareciendo al país. Esto perjudica al resto de las actividades y termina afectando el empleo y el crecimiento de la economía en su conjunto.

Aunque pocos, existen casos exitosos…

La mayoría de los países petroleros sufrieron la “enfermedad holandesa”. Sin embargo, existen casos de países que han gestionado de forma relativamente exitosa la aparición de nuevos recursos naturales (como Estados Unidos o Canadá) y hay otros que, “sufriendo de la enfermedad”, se benefician todos. Este es por ejemplo el caso de Noruega, donde más de la mitad de sus exportaciones se concentran en petróleo, pero el nivel de vida de la población en general es elevado y los niveles de desigualdad son bajos [“La maldición petrolera”, La Diaria (Guzmán Ourens, marzo 2016)].

Esto deja en evidencia que el resultado depende -entre otros factores- de la situación del país previo al descubrimiento (instituciones, nivel educativo, etc.) pero también de la adecuada gestión (o no) que se realice del recurso.

En los países de América del Norte el gobierno optó por restringir las exportaciones de petróleo y dirigirlas más bien al mercado interno. Esto abarató su consumo, contribuyendo al desarrollo de otras actividades, como la automotriz. Obviamente, en estos países hay un mercado interno de tamaño tal que lo permite.

En Noruega previo al descubrimiento de petróleo (en la fase de exploración) se adoptaron medidas legales, y luego se modificó la política industrial y se implementaron también reformas en el terreno fiscal. Por ejemplo, todos los impuestos e ingresos provenientes del sector petrolero se transfieren a un fondo que invierte en activos en moneda extranjera, que funciona como una gran cuenta de ahorros del país y produce un efecto de esterilización para evitar la apreciación de su moneda.

La “enfermedad uruguaya”

Cualquier fuente de riqueza en la que un país tenga ventajas comparativas realmente altas puede provocar una “maldición”. Por eso, algunos argumentan que Uruguay, en cierta medida, ya sufre la enfermedad holandesa y por tanto debería aprender de su propia experiencia.

En este caso la “enfermedad” no se atribuye al petróleo o a los recursos extractivos, sino a los bienes primarios: las exportaciones uruguayas de bienes siguen siendo principalmente agroindustriales (alrededor de 80% en 2016 de acuerdo a los datos de OPYPA). Hay estudios que vinculan esta especialización con el escaso crecimiento y la elevada volatilidad del país a lo largo de la historia.

El problema es que el sector petrolero es diferente a la actividad primaria en cuanto a que no tiene un encadenamiento muy fuerte con otros sectores, es una actividad que no parece estar demasiado conectada con otras y, por lo tanto, no sería un tipo de producción que genere derrames beneficiosos. Es por este motivo que hoy vuelve  es que en el actual contexto cobra importancia nuevamente el debate sobre la situación de Uruguay frente al primer hallazgo oficial de petróleo.

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